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Coordinador de la Obra Misionera - Descripción del Ministerio

Coordinador de la Obra Misionera - Descripción del Ministerio

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Coordinador de la Obra Misionera
Descripción del ministerio para líderes de iglesias locales

Introducción

En el Nuevo Testamento la mayoría de las grandes figuras de la iglesia primitiva eran evangelistas. El modelo principal es el ministerio personal de Jesús en favor de las personas como la mujer samaritana y Zaqueo. Personajes como Pedro, Pablo, Bernabé, Felipe, Esteban, Timoteo y Juan Marcos, también figuran prominentemente en la historia de la iglesia primitiva. Trabajaron incansable y eficazmente para ganar nuevos conversos y posibilitaron el crecimiento de la iglesia primitiva. Este modelo se ha perpetuado a través de los siglos hasta el día de hoy.

El trabajo de la obra misionera de la iglesia se basa sobre más de dos mil años de éxito, y en el patrón histórico del ejemplo de múltiples miles de hombres y mujeres de éxito. Para perpetuar esta noble herencia se le ha llamado a usted, para coordinar la obra misionera de su iglesia. Bienvenido a la más importante tarea que Dios ha asignado a la iglesia: Encontrar a los hijos perdidos de Dios y conducirlos hacia la iglesia y a la vida eterna.

Responsabilidades del Coordinador de Obra Misionera
Aunque el título del cargo puede variar de iglesia en iglesia como, Presidente de la Comisión de Evangelización, Director de Ministerios Personales o de Actividades Laicas, etc., en general estas responsabilidades incluyen los siguientes componentes:

  1. Trabajar con voluntarios. Los que trabajan en la obra misionera de la iglesia local son voluntarios, así que gran parte de su trabajo es reclutar, entrenar y supervisar voluntarios. Dirigir voluntarios no es lo mismo que trabajar con empleados. Los voluntarios a veces hacen lo que desean hacer, y lo que no deben hacer. Suplicándoles desde el púlpito o imponiéndoles un sentido de culpabilidad, no es la respuesta positiva a esta misión. Los contactos personales son de más éxito que las apelaciones públicas. Los especialistas en iglecrecimiento nos informan que en general un 10% de los miembros de la iglesia tienen el don espiritual del evangelismo. Esta cifra representa lo ideal y requiere gran empeño si se quiere lograr ese porcentaje. A largo plazo el éxito depende de la formación de un equipo de colaboradores dispuestos a trabajar en lo que tradicionalmente se llama “la obra misionera”. Sin embargo, todo miembro tiene la responsabilidad de “testificar” aunque no tenga el don directo del evangelismo.
  2. Planificación. Debe tomar la iniciativa de motivar a los líderes de su congregación para que desarrollen un plan integral de ganancia de almas. Es su responsabilidad reunirse temprano en el año eclesiástico con los líderes principales de la iglesia para fijar objetivos, blancos, y formular estratégias. Alguien ha dicho: “Los blancos míos son buenos; los suyos, ¿quién sabe?” Procure lograr que los participantes se sientan dueños de los blancos, y que se empeñen en alcanzarlos. La experiencia ha demostrado que demasiados blancos confunden a la congregación y son más difíciles de alcanzar. Por lo general, en un plazo de dos a tres años, una iglesia puede manejar con efectividad hasta un máximo de tres blancos relacionados con la obra misionera. 
  3. Educación y comunicación. Su tarea principal es ayudar a los miembros a involucrarse activamente en la testificación según su propio modo, pero siempre dentro del marco del programa general acordado por la iglesia. Cada creyente, lo quiera o no, se dé cuenta o no, es un misionero de sus familiares, compañeros de trabajo, vecinos y de otros con quienes se relaciona diariamente. Es para muchos una sorpresa el darse cuenta que, aunque dicen que no les gusta la obra misionera, según la Biblia es imposible “no testificar”. Es su responsabilidad ayudar a los miembros a aprovechar cada oportunidad de dar su testimonio, usando los dones espirituales que Dios les ha proporcionado.
    Los recursos para lograr esto son los materiales disponibles sobre los dones espirituales y el evangelismo por amistad. Se puede utilizar estos materiales durante el tiempo disponible para la obra misionera los sábados por la mañana. Es importante que los momentos dedicados a la obra misionera sean interesantes y relevantes. No es el momento de regañar a la hermandad por lo que no hacen, o de sólo “vender” revistas, o de leer algo de una manera aburrida. Es esencial comunicar a la congregación, en forma dinámica y con regularidad, la importancia de la testificación y las oportunidades de servicio. Esto es parte “no-negociable” de lo que significa ser adventista de séptimo día.
  4. Dirección de la programación/proyectos. Parte de su responsabilidad es la de administrar varios proyectos. Proyectos de la iglesia mundial, como también ideas que surgen de los miembros de su propia iglesia. Cada proyecto requiere preparación cuidadosa, materiales adecuados, mano de obra suficiente, y atención cuidadosa de los detalles. Existen en las varias publicaciones de la iglesia, listas y hojas de trabajo que le ayudarán en la administración de estos proyectos. No olvide que un proyecto representa un proceso, y no sólo un blanco o evento singular. El blanco es la salvación de las almas. Si se toma esto en cuenta no se desanimará si sobre la marcha algo falla. Si algún proyecto no tiene éxito, otro lo puede tener.

Responsabilidades en la iglesia local. Corporación de la División Norteamericana de los Adventistas del Séptimo día. © 1997, Edición 2017. Se otorga permiso para reproducir para el uso no comercial de la iglesia local.

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